“Las exigencias de cumplimiento normativo (Compliance) matarán a los bancos”. La frase no es nuestra, es de un banquero al que cita el conocido analista Chris Skinner en su blog.
La preocupación de la banca por los requerimientos es mayor que cuestiones vitales de competitividad
La preocupación de la banca por dar cumplimiento a todos los requerimientos de las autoridades reguladoras y supervisoras de la actividad financiera es mayor que la que puedan tener por algunas cuestiones de competitividad que parecen vitales para el futuro del sector financiero y bancario, como las fintech, open banking o la utilización de la Inteligencia Artificial en las finanzas.
Al día se registran 185 cambios regulatorios
La sensación de ahogo que experimentan algunas entidades deriva del volumen de cambios regulatorios que se impone a los bancos, y que Skinner cifra en 185 al día. Para ilustrarlo comparativamente, este analista señala que, frente a las 27.000 modificaciones a las que se enfrenta una empresa del ámbito tecnológico, el sector bancario lo hace con 128.000.
Uno o dos de cada tres empleados trabajan en un rol regulatorio o de cumplimiento
No queda ahí la cosa. Esta ingente avalancha de requerimientos, añade este banquero, obliga a los bancos a dedicar “una o dos de cada tres personas de alguna manera a un rol regulatorio o de cumplimiento”, a lo que se añade un ejército de inspectores que revisan a los verificadores, lo que crea un círculo permanente de revisión.
Ya es demasiado tarde para usar la Inteligencia Artificial
Ante la pregunta de Skinner sobre la posibilidad de utilizar la inteligencia artificial para gestionar las actividades de Compliance su banquero interlocutor le responde que “ya es demasiado tarde; cuando desarrollemos las estructuras de software para automatizar el cumplimiento, estaremos fuera del negocio”.
Los bancos chinos actúan de otra forma: “hazlo y luego pide perdón”
Las dificultades y los problemas en este terreno son especialmente acusados en Europa y Estados Unidos, ya que las entidades financieras sujetas a supervisión en estas zonas del planeta tienden a ser más estrictas en el cumplimiento e incluso pedir autorización antes de operar o acometer una nueva línea de actuación, según Skinner, que añade que, por ejemplo, las entidades chinas actúan de forma diferente: “hazlo y luego pide perdón”.