Otra quiebra predecible es el título del artículo de Josep Stiglitz, Premio Nobel de Economía, sobre la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), en Project Syndcate en el que comienza afirmando que “el colapso de Silicon Valley Bank es emblemático de fallos profundos en la gestión de la política regulatoria y monetaria… Una vez más, la política económica y la regulación financiera han demostrado ser inadecuadas”.
Estas son algunas otras de sus afirmaciones en torno a esta quiebra bancaria que ha alterado y ha puesto en solfa en estos días la salud del sistema bancario norteamericano y, por extensión, los riesgos de contagio a la banca europea y española.
La quiebra se produjo pocos días después de que Powell dijera en el Congreso que los bancos eran sólidos y que no deberíamos preocuparnos
“La noticia sobre la segunda quiebra bancaria más grande en la historia de EE. UU. se produjo pocos días después de que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, asegurara al Congreso que la situación financiera de los bancos estadounidenses era sólida, recuerda Stiglitz irónicamente, a lo que añade que “los grandes y rápidos aumentos en las tipos de interés que diseñó Powell, probablemente los más significativos desde las alzas de tipos de interés del ex presidente de la Fed, Paul Volcker, hace 40 años, predecían movimientos dramáticos en los precios de los activos financieros que causarían un trauma en algún lugar del sector financiero. Pero, nuevamente, Powell nos aseguró que no nos preocupáramos, a pesar de la abundante experiencia histórica que indica que deberíamos preocuparnos“.
Definiendo a Powell
Para definir a Powell, señala que “formó parte del equipo regulatorio del expresidente Donald Trump que trabajó para debilitar las regulaciones bancarias Dodd-Frank promulgadas después del colapso financiero de 2008, a fin de liberar a los bancos “pequeños” de los estándares aplicados a los bancos más grandes y sistémicamente importantes”.
El peligro de trasladar que el dinero sólo está seguro en los bancos sistémicamente importantes, “demasiado grandes para quebrar”
“En términos más generales, no hacer nada enviaría un mensaje peligroso al público: la única forma de asegurarse de que su dinero esté protegido es ponerlo en los bancos sistémicamente importantes “demasiado grandes para quebrar”. Esto daría como resultado una concentración de mercado aún mayor, y menos innovación, en el sistema financiero estadounidense.
Un sistema regulatorio que garantice la seguridad de los bancos
Para concluir, Stiglitz afirma que “algunos dirán que rescatar a los depositantes de SVB conducirá a un “riesgo moral”. Eso es una tontería. Los tenedores de bonos y accionistas de los bancos todavía están en riesgo si no supervisan a los gerentes adecuadamente. Se supone que los depositantes ordinarios no deben administrar el riesgo bancario; deberían poder confiar en nuestro sistema regulatorio para garantizar que si una institución se hace llamar banco, tenga los medios financieros para pagar lo que se invierte”.
Tras afirmarse en la necesidad de que los depositantes de SVB (empresas y hogares que confiaron en que los reguladores harían su trabajo, como aseguraron al público en repetidas ocasiones que lo estaban haciendo) deberían ser indemnizados, ya sea por encima o por debajo del monto “asegurado” de $250,000… ya que “hacer lo contrario causaría daños a largo plazo a uno de los sectores económicos más vibrantes de Estados Unidos; independientemente de lo que uno piense de Big Tech, la innovación debe continuar, incluso en áreas como la tecnología verde y la educación”.