Primero fue el cierre de oficinas. Ahora los bancos están reduciendo el número de cajeros automáticos (ATM) debido al menor uso del efectivo y el auge del dinero electrónico a través de aplicaciones informáticas y smartphones. En 2023 el número de cajeros automáticos ¡se redujo casi un 2%. Las consecuencias para empresas y negocios pueden ser negativas pero tambien pueden representar una oportunidad para reducir algunos de sus costes y crecer en competitividad.
El declive del uso de efectivo se ha producido a nivel global. Factores como la conveniencia, la seguridad y la rapidez han llevado a que cada vez más personas opten por métodos de pago electrónicos. Con este proceso, las aplicaciones móviles y plataformas de pago digital se han convertido en los medios preferidos por los consumidores para realizar transacciones diarias, desplazando al efectivo como método predominante.
La pandemia de COVID-19 aceleró esta transición ya que la necesidad de reducir el contacto físico impulsó a muchas personas, incluso a aquellas que eran reticentes al cambio, a adoptar pagos digitales para realizar compras, transferencias y otros movimientos financieros.
Los bancos ponen en cuarentena los cajeros
En este contexto los bancos han comenzado a poner en duda la utilidad de mantener una amplia red de cajeros automáticos. En su momento fueron revolucionarios pero ahora están perdiendo relevancia y representando un coste elevado de mantenimiento y operación para las instituciones financieras, y son muchos los bancos que han decidido reducir el número de cajeros automáticos, especialmente en zonas urbanas donde la adopción de pagos electrónicos es más alta debido a la baja utilización de estos dispositivos y a la necesidad de optimizar recursos, dirigiéndolos hacia el desarrollo de infraestructuras digitales que respondan mejor a las demandas actuales de los clientes.
Las aplicaciones bancarias digitales permiten a los usuarios realizar una amplia gama de operaciones que antes requerían una visita al cajero automático o incluso a la sucursal bancaria. Desde la consulta de saldos hasta el pago de servicios y transferencias internacionales, todo está al alcance de un clic.
Consecuencias para la empresa
La disminución de cajeros automáticos puede tener varias consecuencias para las empresas. Por un lado obligará a las compañías a adaptarse más rápidamente a los pagos electrónicos, todo un desafío para aquellas que dependen en gran medida del efectivo. Negocios en áreas rurales o con clientes que prefieren el efectivo podrían enfrentar dificultades. Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) podrían verse especialmente afectadas. Muchas de estas empresas, que tradicionalmente han operado con efectivo, pueden encontrar que la reducción de cajeros automáticos les complica la gestión de sus flujos de efectivo y obliga a realizar inversiones adicionales en infraestructura digital.
Un desafío, pero también una oportunidad
Sin embargo, la transición hacia el dinero electrónico también representa una oportunidad. Las empresas que se adapten rápidamente a este cambio pueden beneficiarse al ofrecer métodos de pago más cómodos y seguros para sus clientes, lo cual podría traducirse en un aumento de las ventas y una mayor fidelización del cliente. Por contra, los negocios que se resistan a adoptar pagos electrónicos pueden quedar rezagados y perder clientes.
Adicionalmente, muchas empresas pueden lograr un significativo descenso de sus costes logísticos en el manejo del efectivo con lo que esto supone de reducción de riesgos y gastos asociados, como el transporte seguro del dinero y la protección contra robos. Como consecuencia de ello, las empresas dedicadas al transporte seguro de efectivo o las que centran su actividad en el desarrollo y mantenimiento de estos dispositivos podrían verse afectadas, ya que la demanda de sus servicios disminuirá.
Problemas de inclusión financiera que requieren soluciones
Sin embargo, una economía sin efectivo planteará también problemas en términos de inclusión financiera ya que no todas las personas tienen acceso a smartphones o cuentas bancarias, o tienen dificultades para adecuarse a esta dinámica, lo que exigirá la implementación de políticas adecuadas para garantizar que todos puedan participar en la economía digital.
En este escenario, las fintech (tecnología financiera) juegan un papel crucial, liderando la innovación en pagos electrónicos, ofreciendo soluciones que van desde billeteras digitales hasta plataformas de pago integradas, lo que facilita la transición tanto para consumidores como para empresas.












