El recuerdo de los rescates bancarios que se produjeron con ocasión de la crisis de 2008 ha vuelto recientemente a raiz de la tormenta desatada por SVB, First Republic o Credit Suisse. Preocupan tanto la respuesta que han dado algunas autoridades financieras como los interrogantes que plantean estas acciones. Y además,  ¿hay más bancos hoy que necesitan un rescate? y, de ser así, ¿deberían ser rescatados por los gobiernos o no?

Los bancos se aprovechan de “ser demasiado grandes (o estar demasiado interconectados) para caer”

Un reciente trabajo publicado por el IESE se pregunta si los rescates bancarios llevan a más rescates bancarios y la conclusión es aún mas sorprendente: los bancos se aprovechan de “ser demasiado grandes (o estar demasiado interconectados) para caer”. Una investigación, que, además, advierte cómo la banca ha aprendido a sacar partido de los rescates.

Según la investigación, “los bancos con una mayor probabilidad de ser rescatados resultan más atractivos como opciones intermedias de inversión para otras entidades”.

El trabajo recuerda la inyección de 170.000 millones de dólares que hizo el Gobierno americano “para salvar a la aseguradora American International Group (AIG). ¿Por qué la rescató?, añade: los organismos reguladores lo justificaron, en parte, por sus complejos vínculos con bancos de todo el mundo.

En otras palabras, la caída de la aseguradora podría haber contagiado al sistema financiero global, incrementando el riesgo sistémico. En definitiva, los reguladores no solo consideraron que AIG era demasiado grande para caer, sino también que estaba demasiado interconectada. Lo cierto es que muchas instituciones financieras se beneficiaron del rescate con compensaciones de miles de millones de dólares tanto dentro como fuera de Estados Unidos: Goldman Sachs (12.900 millones de dólares), Société Générale (11.900), Deutsche Bank (11.800), Barclays (8.500) y Merrill Lynch (6.800), entre otras.

Los rescates ayudaron al sector a capear la crisis financiera global de 2008, pero también reforzaron sus incentivos para mantener e incluso potenciar la interconectividad del mundo financiero”.

¿Se están equivocando los reguladores bancarios?

El artículo señala que “si esa interconectividad aumenta el riesgo sistémico, ¿no se estarán equivocando los reguladores bancarios?”

Pues bien, los bancos se benefician de su interconectividad, lo cual perjudica a la economía. Así lo manifiestan Tim Eisert de Erasmus University y el profesor del IESE Christian Eufinger, en una investigación, y terminan recomendando “reducir los incentivos que alienten una excesiva interconectividad. Y esto se traduce en la introducción de tasas de transacción, la limitación geográfica de los rescates o, directamente, su eliminación”.