El banco de inversión alemán Berenberg avisa de que “Europa se dirige hacia una recesión grave, que puede haber comenzado ya a fines del verano. Esperamos que el PIB real de la zona euro se contraiga en un 2% acumulativo en el cuarto y primer trimestre y, por lo tanto, mucho más que el pronóstico de consenso de Bloomberg de una caída de 0,5%”
Veamos cuál es la realidad económica y empresarial. Según este banco de inversión, “los altos precios de la energía están restringiendo los ingresos disponibles de los consumidores y elevando los costes para las empresas, induciendo a algunas de ellas a reducir la producción.
A pesar de ello, si la crisis de la guerra de Ucrania se desvaneciera al menos un poco el próximo año, “las economías europeas se recuperen en forma de V, y en la primavera de 2024, la actividad económica podría volver a estar donde estaba en la primavera de 2022, seguida de ganancias significativas adicionales a partir de entonces”.
Este rebote se justificaría por el hecho de que la recesión que Bereneberg y otros anticipan sería debida a shocks externos y no requeriría un período prolongado de reparación de los cuentas públicas y/o privadas u otros ajustes dolorosos a largo plazo que frenan la recuperación, como sí ocurrió con las secuelas de la crisis posterior a Lehman de 2008/2009 y de la crisis de confianza del euro de 2010/2012 en el sur de Europa.
Ocurriría algo parecido a los meses postpandemia con “una recuperación sólida a partir de mediados de 2023
Ocurriría algo parecido a los meses postpandemia con “una recuperación sólida a partir de mediados de 2023 después de una recesión de invierno y una estabilización en el segundo trimestre del próximo año. Por supuesto, tanto la bajada como la subsiguiente subida del PIB real serán menos pronunciadas que en 2020/2021”.
Por su parte, EE. UU. puede tener un repunte de este tipo a partir de finales de 2023 después de una recesión superficial en el transcurso del próximo año.
Inflación cerca del 2% a principios de 2024
El invierno promete ser duro pero una vez que termine habrá un alivio colectivo que puede elevar el consumo y a medida que la recesión tenga un efecto reductor de los precios y se logre una estabilización de los precios de a energía y los alimentos podría alcanzarse a comienzos de 2024 un nivel de inflación entre el 3,5 y el 2%.
Según Berenberg, “la escasez de suministro mundial ya está disminuyendo y la recesión reforzará esa tendencia. Con ello, la recuperación se quitará de encima el peso muerto de los problemas de suministro que ha venido padeciendo las economías mundiales en los casi dos últimos años.
Con todo ello, la entidad financiera pronostica un crecimiento del 2,5 % para 2024, aunque se requerirá una reducción del consumo de gas en Europa que a finales de 2023 debería llegar al 25% en relación con el promedio de 2018-2021, encontrando nueva formulas de ahorro y el traslado hacia otras fuentes de energía.