El debate sobre la Semana laboral de 4 días en el sector financiero ha emergido en estas fechas con sus seguidores y detractores. ¿Es una fórmula adecuada para el sector financiero, para los bancos, los gestores de activos, los departamentos financieros y de tesorería de las empresas?
Cuesta creer que sea un terreno en el que este debate se abra paso de forma favorable. Las servidumbres temporales de la actividad financiera son muchas: los mercados financieros abren 5 días la semana y, probablemente, muchos desearían ampliar estos horarios y pocas veces reducirlos. Las necesidades financieras suelen ser las que exigen una mayor dedicación, cuando no una particular urgencia que hace muy difícil cerrar el horario y menos aun restringirlo.
Estamos hablando del corazón de las empresas y de unas entidades como las bancarias y financieras en general que son las que bombean la sangre de todo el sistema empresarial y económico.
Responder a los consejos de administración
Sin embargo, los responsables financieros más lúcidos deben plantearse este tema, analizarlo con rigor y preparar consistentemente sus opiniones y posiciones porque es de prever que la marea crezca en este terreno y que los procesos electorales y las exigencias sociales, de gobernanza y el activismo en torno a ellos aprieten el acelerador, mas aún en temporadas electorales o de cambios, reformas y alteraciones en los modelos productivos o empresariales.
Cuales serán los efectos en el beneficio pero tambien los reputacionales
Los consejos de administración van a pedir a sus ejecutivos que preparen un plan en este terreno evaluando sus consecuencias positivas y negativas, en términos de negocio, comerciales, de retención y búsqueda de talento, o financieros, pero tambien reputacionales. Cuál puede ser el coste de reducir la semana laboral 32 horas pero también el coste, especialmente, reputacional y de innovación de no hacerlo. ¿Aumentará el resultado y el beneficio, el valor para el accionista o or el contrario la decisión que se tome será un lastre?
Que nadie se sorprenda tambien si esta es na cuestión a la que los ejecutivos de las empresas deberán dar respuesta en las negociaciones laborales, sobre respecto a la conciliación familiar y satisfacción de los empleados, pero tambien en los road shows o en las reuniones que mantengan con los accionistas de referencia y, por supuesto, con los medios de comunicación o ante la opinión pública.
Una propuesta aún más atrevida
De todos modos, podemos adelantarnos al desarrollo de este debate con uno aún mas atrevido, y quizá especialmente atractivo para los empleados jóvenes y de cara a contar en nuestra empresa con los mejores talentos: ¿será posible incluso bajar de las 32 horas, que no exista un determinado número de horas prefijado sino que la productividad y el valor que se aporta a la empresa y sus proyectos sea lo más importante y, por tanto, sea secundario el numero de horas dedicadas? Es decir que quienes más aporten puedan trabajar menos horas, ¿por debajo de las 30 horas?
Para retener el talento: que el empleado trabaje menos horas en función de su productividad y el valor que aporta
Un planteamiento valiente pero arriesgado: cada uno podría determinar las horas que trabaja sin que sus jefes puedan decir nada, bajo la coartada de que “aporto mucho”? Y ¿qué ocurre entonces con el salario? Más aún, se plantea un dilema más de fondo, casi filosófico: ¿no estaríamos atacando de raiz la exigencia de igualdad al primar de forma excesiva a los más inteligentes o los mas talentosos?.