La OCDE recomienda en un reciente informe reforzar los impuestos sobre el uso de la energía y utilizar las subvenciones, especialmente en los países en desarrollo y emergentes que podrían aumentar los ingresos públicos por esta vía al tiempo que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire.
El informe con esta propuesta surge tras examinar los impuestos sobre la energía en 15 economías en desarrollo y emergentes de África, Asia y América Latina y el Caribe y concluye que estos países podrían generar ingresos equivalentes al 1% del PIB si establecen unas tasas de carbono para combustibles fósiles equivalentes de 30 euros por tonelada de CO2.
Podrían generar ingresos equivalentes al 1% del PIB con tasas de carbono para combustibles fósiles
Los 15 países estudiados son Costa de Marfil, Egipto, Ghana, Kenia, Marruecos, Nigeria y Uganda en África; Filipinas y Sri Lanka en Asia; y Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Jamaica y Uruguay en América Latina y el Caribe. Ninguno de los países es un emisor elevado, y todos han mostrado interés en la reforma de los impuestos y subsidios energéticos.
Triple objetivo
OCDE considera que una política fiscal que refuerce estos impuestos contribuiría a un “triple objetivo: descarbonización, movilización de ingresos nacionales y acceso a energía asequible”; y supondría para los países emergentes una importante inyección de ingresos públicos que ayudarían a la recuperación tras la crisis del COVID-19.
En los 15 países estudiados, señala el informe, el 83% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía están totalmente libres de impuestos, si bien matiza que cinco de los 15 países no utilizan carbón y el uso de energía eólica y solar está creciendo rápidamente.