La innovación en el sector financiero y en la actividad financiera se va acelerar a lo largo de esta década como ya viene acelerándose en las dos últimas décadas especialmente a través de la presión competitiva que ejercen las fintechs en toda una serie de servicios financieros.
Los bancos y las entidades financieras tradicionales tendrán que adecuarse a esta tendencia a marchas forzadas si no quieren perder también aceleradamente una importante cuota y un importante peso en el sector financiero tanto en sus clientes particulares como corporativos.
Como ejemplo, en lo que se refiere a la financiación corporativa la innovación está acelerándose en Estados unidos y el Reino Unido en el ámbito de los sistemas de anticipo de nóminas (EUA), perfectamente exportable al caso español, donde surgirán fintechs que ofrezcan este servicio de anticipo incluso sin coste o con un coste muy pequeño de la nómina sin esperar a fin de mes y sin tener que recurrir a créditos anticipados con un interés elevado.
Digitalización, Nube, Sostenibilidad y financiación sostenible son ya terreno abonado para la innovación financiera, así como todo lo relativo a las criptomonedas y los activos tokenizados.
La necesidad de acelerar en la innovación se ha hecho más patente tras la crisis ocasionada por la pandemia que está alterando no pocas pautas de comportamiento y relación individual y social, con el emerger de algunos servicios y sectores y el deterioro de otros.
El año 2022 que comenzará en breve consolidará esta tendencia y la necesidad de que las empresas y entidades financieras centren el foco en las verdaderas necesidades y aspiraciones de la vida diaria y ordinaria de los ciudadanos. Innovar ha dejado de ser una opción para convertirse en un factor de supervivencia.













