La financiación de medianas y empresas a través de los mercados alternativos reclama urgentemente un trato fiscal que permita de una vez por todas su expansión y consolidación. Antonio Romero Haupold, presidente de la Asociación Española de Empresas del Mercado Alternativo Bursátil lo ha planteado con crudeza en un artículo en Expansión: “¿No sería este momento de cambio de viento ideal para que el Gobierno actúe? Lo tendría muy fácil para ampliar los escudos fiscales a todos los inversores del MAB”.
Se pide extender a todo el MAB los beneficios fiscales que disfrutan las SOCIMIs
No se entiende bien la cicatería de nuestro Gobierno, máxime cuando el propio gobierno ha sido uno de los impulsores de estos mercados, especialmente en el caso del Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), en cuyo lanzamiento estuvo muy involucrado personalmente el ministro de Economía, Luis de Guindos.
En la actualidad, los beneficios fiscales de los que gozan los emisores e inversores españoles en estos mercados se limitan a los que han dotado algunas comunidades autónomas como Aragón, Cataluña, Galicia y Madrid.
Romero pide al gobierno central que iguale en el caso del MAB el tratamiento fiscal de la totalidad de las empresas al que, por ahora, disfrutan las SOCIMIs.
No se entiende la cicatería del Gobierno cuando el ministro de Economía impulsó la creación del MARF
No puede argumentarse la pérdida de ingresos tributarios que podría derivarse de esta medida ya que, desafortunadamente, las operaciones que aún se realizan en estos mercados no alcanzan volúmenes significativos para dañar las arcas del Estado. En todo caso, son precisamente, las operaciones de salida al MAB de las SOCIMIS las que arrojan mayores volúmenes, y el Gobierno no ha tenido ningún problema en beneficiarlas fiscalmente.
Ser consecuente con sus propósitos
El desarrollo de fórmulas de financiación empresarial alternativas al crédito bancario es uno de los objetivos declarados por este gobierno y por toda la Unión Europea como una de las enseñanzas extraída de la crisis y de los perjudiciales efectos de la excesiva dependencia de las empresas respecto de la banca, y es también un proceso que comienza a desarrollarse, aunque tímidamente tras la crisis. Sólo se le pide al Gobierno que sea consecuente con sus propósitos.