El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos en 2025 marca el inicio de una segunda era caracterizada por un enfoque renovado en el proteccionismo, la confrontación geopolítica y una política económica orientada hacia los intereses nacionales. Este nuevo mandato promete transformaciones profundas tanto dentro como fuera de las fronteras estadounidenses, con repercusiones significativas para la economía global y, en particular, para España, particularmente en comercio y energía.
Principales drivers de la administración Trump
América first, reforzado. Trump retomará su doctrina “América Primero” con mayor intensidad. Se espera que adopte nuevas medidas proteccionistas, incluyendo aranceles más elevados sobre productos importados, especialmente de países que considere competidores desleales, como China y la Unión Europea. Además, buscará renegociar acuerdos comerciales que considere desventajosos para EE.UU., apostando por tratados bilaterales.
Política energética dominada por combustibles fósiles. La administración Trump priorizará la producción de petróleo, gas y carbón, revirtiendo regulaciones medioambientales implementadas durante la presidencia de Biden. Esta estrategia apunta a consolidar a Estados Unidos como líder en energía y reducir su dependencia de importaciones energéticas.
Tensión geopolítica. Se anticipa una escalada en la rivalidad, especialmente con China aunque tambien con Rusia, con posibles sanciones económicas y el fortalecimiento de alianzas estratégicas en el Indo-Pacífico. La Unión Europea también podría enfrentar tensiones debido a diferencias comerciales y en contribuciones a la OTAN.
Reforma fiscal proempresarial. La segunda era Trump incluirá reformas fiscales que reducirán impuestos corporativos y eliminarán regulaciones que, según su visión, obstaculizan el crecimiento económico. Este enfoque podría estimular la inversión nacional, pero también aumentar el déficit fiscal.
Impacto en la economía española
Repercusiones comerciales. Las políticas proteccionistas podrían dificultar el acceso de productos españoles al mercado estadounidense. Sectores como el del aceite de oliva, el vino y los productos industriales podrían enfrentar aranceles más altos, reduciendo su competitividad. Esto, sumado a una posible contracción del comercio global, podría impactar negativamente en las exportaciones españolas.
Impacto en la energía. La apuesta por combustibles fósiles podría afectar el desarrollo de energías renovables en el contexto internacional, un área donde España ha destacado como líder. La desinversión en renovables podría encarecer los costes de transición energética y reducir oportunidades de colaboración tecnológica con Estados Unidos.
Inestabilidad financiera. Las tensiones geopolíticas y comerciales podrían generar incertidumbre en los mercados financieros. España, como parte de la zona euro, podría verse afectada por fluctuaciones en el tipo de cambio y el acceso a los recursos financieros. Una política monetaria estadounidense más agresiva podría fortalecer el dólar, encareciendo las importaciones y aumentando la inflación en Europa.
Oportunidades. A pesar de los riesgos, podrían surgir oportunidades en sectores como tecnología y defensa. Las iniciativas de Trump para modernizar las fuerzas armadas y aumentar la inversión en infraestructura podrían abrir puertas para empresas españolas con presencia en estos sectores.












