En las últimas décadas, los aranceles, considerados durante mucho tiempo herramientas obsoletas en las economías desarrolladas, están resurgiendo como una respuesta clave en Estados Unidos y la Unión Europea frente a prácticas comerciales percibidas como desleales, particularmente por parte de China. Este cambio estratégico tiene el potencial de remodelar el comercio internacional y plantea importantes desafíos y oportunidades para las empresas españolas.

El Retorno de los Aranceles en Estados Unidos

Históricamente, Estados Unidos se caracterizó por una fuerte dependencia de los aranceles para proteger su naciente industria manufacturera en el siglo XIX. Sin embargo, a partir de 1934, bajo la administración de Roosevelt, el país adoptó un enfoque más liberal hacia el comercio internacional, marcando el inicio de una era dominada por la reducción de barreras comerciales.

El escenario cambió drásticamente con la presidencia de Donald Trump (2017-2021). Trump, en un esfuerzo por revitalizar la industria estadounidense y enfrentar lo que denominó prácticas desleales de China, reintrodujo aranceles significativos, marcando el fin de décadas de apoyo al libre comercio. Joe Biden, su sucesor, mantuvo y amplió estas políticas. Ahora, con Trump nuevamente en la Casa Blanca, los aranceles vuelven a ocupar un papel central en la política económica de Estados Unidos.

El plan de Trump incluye aumentar los aranceles hasta un 60% para productos chinos y un 20% para importaciones de otros países

El plan de Trump incluye aumentar los aranceles hasta un 60% para productos chinos y un 20% para importaciones de otros países. Estas medidas significarían un cambio drástico respecto al promedio actual del 2% para bienes industriales importados, niveles no vistos desde principios del siglo XX. Aunque estas propuestas buscan frenar la dependencia de las cadenas de suministro extranjeras, también podrían generar tensiones globales y alterar significativamente los flujos comerciales, como señala un extenso análisis de Bloomberg.

La Unión Europea y su respuesta

La Unión Europea también ha adoptado una postura más proteccionista, en parte como reacción al auge económico de China. En octubre de 2024, aprobó aranceles de hasta el 45% sobre vehículos eléctricos importados de China, argumentando que estos reciben subsidios estatales que distorsionan la competencia. Esta medida refleja la creciente preocupación por proteger industrias clave frente a la expansión china y responde a la presión política y económica interna.

La UE, tradicionalmente comprometida con el libre comercio, se encuentra ahora en un delicado equilibrio: garantizar la competitividad de sus empresas sin desencadenar represalias comerciales que podrían dañar sectores dependientes de las exportaciones, como el automotriz.

El debate global sobre la efectividad de los aranceles

El resurgimiento de los aranceles ha avivado un debate global sobre su efectividad. Los defensores, como Trump, argumentan que estas medidas pueden proteger empleos locales, incentivar la producción nacional y generar ingresos significativos para el gobierno. Según sus estimaciones, los aranceles podrían llenar las arcas del Tesoro con miles de millones de dólares y proporcionar una herramienta para extraer concesiones de aliados y rivales comerciales.

Engordan las arcas del Tesoro pero aumentan los precios ara los consumidores

Sin embargo, los críticos advierten sobre posibles efectos adversos. Los aranceles tienden a aumentar los precios para los consumidores, perjudicando el poder adquisitivo. Además, pueden provocar represalias de otros países, reduciendo la competitividad de las exportaciones. Estudios recientes han mostrado que las tarifas impuestas durante la administración de Trump no lograron impulsar el empleo en los sectores protegidos y, por el contrario, afectaron negativamente a sectores expuestos a represalias, como la agricultura.

Implicaciones para España

El giro proteccionista en Estados Unidos y la Unión Europea tiene implicaciones profundas para las empresas españolas. Con una economía altamente dependiente de las exportaciones, España podría enfrentar desafíos y oportunidades en este nuevo contexto comercial.

Riesgo para los sectores del vino, el aceite de oliva y los automóviles y oportunidades para el tecnológico y el de energías renovables

  1. Riesgos de Represalias y Disrupción Comercial: La imposición de aranceles puede desincentivar el comercio con Estados Unidos y la UE, mercados clave para España. Además, las represalias comerciales podrían afectar productos españoles estratégicos como el vino, el aceite de oliva y los automóviles y sus componentes.
  2. Adaptación de las Cadenas de Suministro: Las empresas españolas podrían verse obligadas a diversificar sus mercados y reconsiderar sus cadenas de suministro. Esto podría significar una reubicación de operaciones fuera de China hacia regiones con menores riesgos arancelarios, como América Latina o África.
  3. Oportunidades para Empresas Competitivas: Las empresas que puedan adaptarse rápidamente a estas nuevas reglas comerciales podrían beneficiarse. Por ejemplo, sectores como el tecnológico y el de energías renovables, donde España ha mostrado liderazgo, pueden aprovechar el interés de Europa y Estados Unidos por fortalecer sus capacidades internas