Para hablar de recesión miremos a China

Juan Carlos Villanueva
Juan Carlos Villanueva

Juan Carlos Villanueva

En estas páginas venimos comentando ampliamente en los últimos meses los crecientes temores de que la desaceleración económica global pueda terminar en una recesión en toda regla. Las señales se multiplican aunque nadie quiere ser el que dispare el pánico y se confía en que, al menos, en el año que comienza y el siguiente, 2020, solo asistamos a un aterrizaje suave.

Las señales se multiplican aunque nadie quiere ser el que dispare el pánico

Es cierto que ningún área geográfica económica relevante muestra indicios de un inmediato batacazo; más bien se trata de una reducción paulatina del crecimiento del PIB y un cierto agotamiento de los estímulos de todo tipo, especialmente los fiscales en el caso de Estados Unidos, y, eso sí, algunos toques de atención contenidos en las previsiones más recientes para los países lideres europeos.

Davos ha puesto el foco en China

Sin embargo, la atención de Davos en su reciente reunión se centró en la desaceleración de la economía de China, según señala en un interesante artículo en Prospect el que fuera editor de economía europea de The Economist, Paul Wallace.

¿Qué puede significar este debilitamiento de la economía del país asiático?

Wallace advierte de sus reservas acerca de la credibilidad de los datos oficiales de ese país, “especialmente en lo que se refiere a las estadísticas del PIB”, que se habría situado en el 6,8% frente al 6,6% de 2017 según los datos oficiales, una “trayectoria anormalmente suave, que despierta la sospecha de que el dato refleja la economía que los líderes chinos quieren retratar en lugar de la realidad”, añade este columnista.

Existen reservas sobre la credibilidad de las datos oficiales del PIB, mas cercanos al gobierno que a la realidad

Sin embargo, resulta de interés echar un vistazo a los elementos que Wallace enumera en torno a algunas señales inciertas de la economía china, para avisar de su preocupación acerca de los impactos que las economías occidentales pueden sufrir como consecuencia del agotamiento chino, que enumeramos a continuación:

-Las acciones de las empresas cotizadas chinas han sufrido serias pérdidas hasta llevar a la Bolsa de Shangai a una caída del 25%, el peor comportamiento de todas las bolsas mundiales (a excepción de Shenzhen, lo que a nuestros efectos empeora aún más las cosas).

La Bolsa de Shangai cayó un 25%, el peor comportamiento de todas las bolsas mundiales

-El ultimo trimestre de 2018 ha ido aún peor que el resto del año pasado para la economía china atendiendo a los informes de los países exportadores a China. En el caso de Japón, sus exportaciones a China cayeron un 7% en ese trimestre.

Se debilita el sector del automóvil

-El sector del automóvil chino, el mayor a escala mundial, se contrae con una caída del 4% en las ventas en 2018, la primear caída desde 1990. Los fabricantes de automóviles extranjeros están acusando esta circunstancia no sólo por sus menores ventas en aquel país sino por la menor producción de sus plantas situadas en China.

-Adicionalmente, el debilitamiento de las ventas minoristas se extiende a otros consumos, y la inversión está reduciéndose.

Los movimientos proteccionistas, que han dejado en el aire $ 200.000 millones en exportaciones chinas, juegan hoy en su contra

-Como un factor añadido de riesgo, Wallace señala que en estos momentos China no puede trasladar sus problemas a otras economías como podría haberlo hecho en otros momentos de auge de la globalización. Los movimientos proteccionistas, no solo norteamericanos sino de otros países, que han dejado en el aire 200.000 millones de dólares en exportaciones chinas, juegan hoy en su contra.

-Junto a estos factores, el columnista británico señala como negativo para el futuro de China el exceso de capital de su economía, en un entorno demográfico de caída de las tasas de natalidad, que está ocasionando una paulatina reducción de la población en edad de trabajar.

Con todo, el peculiar sistema político – económico chino tiene capacidad para sostener el crecimiento a través de grandes paquetes de estímulo

A pesar de estas amenazas, Wallace reconoce que el gobierno chino está reaccionando ante esta ralentización con un plan de estímulo y reforzamiento de las actividades y empresas relacionadas con la alta tecnología, las energías renovables, la robótica y la Inteligencia Artificial, con el año 2025 como horizonte para colocarse en posición de liderazgo mundial; así como la capacidad del peculiar sistema político y económico chino para sostener el crecimiento a través de grandes paquetes de estímulo, como el impulso masivo que se produjo en respuesta a la crisis financiera mundial, que representó el 10% del PIB de 2008, aun a costa de aumentar la deuda del país, que se sitúa en el 300% del PIB.

Juan Carlos Villanueva es Editor de Guía de la Financiación Empresarial