El año 2020 nos ha hecho comprobar con la aparición del Covid 19 que existen amenazas formidables que pueden sobrevenir de manera imprevista y dejar grandes heridas y cicatrices de carácter social y económico. Algo que nos debe hacer más conscientes de que también las amenazas climáticas y sus quebrantos son reales, que no están lejanas ni afectan solamente a otras latitudes, como podemos pensar a menudo, que pueden sobrevenir y generar grandes daños y siniestros sociales y económicos en todo el planeta y hay que prepararse para ello sin demora.
La crisis sobrevenida del COVID 19 revela que también las amenazas climáticas y sus quebrantos son reales
Las voces que advierten de los riesgos llegan de todas partes, especialmente de la ciencia y los organismos multilaterales. Pero no podemos dejar la solución solo en manos de estos colectivos ni de los foros o acuerdos internacionales como el de Paris o los ODS de Naciones Unidas. Vamos con retraso en cuanto al los objetivos y se requiere ser más ambicioso.
La UE aspira a liderar el desarrollo de las finanzas sostenibles
Es verdad que los líderes mundiales están dedicando mayores esfuerzos y mayor atención a las finanzas sostenibles, especialmente China, Estados Unidos, en especial con la llegada de Biden, y la Unión Europea (UE) con una clara intención de liderazgo, demostrada con el desarrollo de iniciativas y marcos como el Plan de Acción de Finanzas sostenibles, el Green deal europeo, el reciente Plan de Recuperación Next Generation EU, y reglamentos como el de la taxonomía, ó los estándares para los bonos verdes, la transparencia o los índices y métricas de referencia.
Más aún el Plan de Recuperación de la UE apunta en un alto porcentaje a proyectos de naturaleza sostenible y se anuncia un fuerte volumen de emisión de bonos sostenibles tras la emisión reciente de la UE de 17.000 millones.
La responsabilidad de la industria financiera le obliga a canalizar los recursos financieros a través de los instrumentos existentes
Por eso, la industria financiera debe tomar conciencia de su responsabilidad en este terreno y asumir los retos y los desafíos para canalizar los recursos financieros que requiere la lucha contra el cambio climático y el cumplimiento de los ODS, todo ello a través de los diversos instrumentos existentes, bonos verdes, sociales u otras innovaciones como los Transition Bonds, los Sustainability Linked Bonds (SLB), la titulización verde, los créditos sostenibles o cualquier otra fórmula.
Impulsar los proyectos más comprometidos y penalizar otros
La industria financiera debe avanzar en la gestión y control de riesgos, en aumentar la información y la estandarización de los datos, en aumentar la inversión para el impulso a las empresas y proyectos más comprometidos con los factores ESG y la penalización de los que no lo están; o como accionistas ejercer una mayor presión en favor de estas estrategias sobre los que gobiernan las empresas y sectores, especialmente los más contaminantes y menos sensibles a esos criterios de sostenibilidad.
Como accionistas ejercer una mayor presión en favor de estas estrategias sobre los que gobiernan las empresas
Esto incluye también ejercer esta presión sobre los gobiernos como tenedores de bonos soberanos y deuda pública, como ha recordado recientemente el organismo de Naciones Unidas UNPRI.
En busca de la vacuna climática para garantizar la recuperación a largo plazo
En unos momentos en los que aparición y las buenas noticias sobre las vacunas parecen acercarnos a la solución contra la pandemia del COVID-19, es el momento de buscar una vacuna contra el cambio climático, la vacuna climática, con la misma urgencia y ambición que la vacuna sanitaria, con todos los instrumentos financieros verdes y sostenibles, y garantizar así no sólo la recuperación de la actividad económica sino también su sostenimiento a medio y largo plazo.