Los riesgos se han convertido en uno de los ejes básicos de toda estrategia a futuro de cualquier empresa o entidad financiera y los riesgos climáticos están escalando puestos en el ranking de importancia de la política y la gestión de los riesgos en toda organización.
Pero ¿cuáles son estos riesgos climáticos? Los riesgos físicos y los de transición.
La importancia que están adquiriendo los riesgos físicos la podemos entender con seguir los informativos de la televisión y los medios de comunicación: huracanes y tempestades de gran intensidad, gotas frías, incendios de una agresividad inusitada, inundaciones…
El debate entre partidarios y negacionistas del cambio climático
Más allá de los debates y las polémicas entre los partidarios y los negacionistas en relación con el impacto del riesgo climático importa poco si el daño y el quebranto que sufren y padecen numerosas empresas, proyectos y comunidades es una situación específica de las últimas décadas, ó el papel que juega la mano del hombre en el incremento de dichos daños. Existen evidencias científicas de que el cambio climático se está produciendo y sobre los daños que provocará un incremento superior a 2° C, como tratan de evitar los acuerdos de París, en términos de tempestades inundaciones, aumentos del nivel del mar y desaparición de ciudades o de plantas industriales químicas o nucleares que pueden encontrarse en la costa o cerca de ella.
En todo caso todo lo que podamos avanzar hacia un aire más limpio de CO2 revertirá en una mayor calidad para el planeta y para la vida de quienes lo habitamos.
Los riesgos de transición son aquellos que generan las incertidumbres y la insuficiencia de recursos financieros para cumplir los acuerdos de París y los ODS
Los riesgos de transición por su parte, es decir, aquellos que generan las incertidumbres y la escasez e insuficiencia de recursos financieros y tecnológicos para cumplir con los acuerdos de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y la descarbonización de la economía, comienzan a preocupar notablemente en el sector financiero.
Luis de Guindos advierte que es preciso aumentar la información sobre riesgos climáticos
Si hasta ahora parecía que solo Mark Carney, el ecologista gobernador del Banco de Inglaterra se preocupaba de ello e impulsaba iniciativas reguladoras y supervisoras respecto a las entidades bancarias bajo su supervisión en el Reino Unido, Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) se ha sumado a esta tendencia advirtiendo a los bancos regulados y supervisados por el BCE que es preciso aumentar la información y la atención sobre los riesgos climáticos, especialmente los de transición, para analizar el impacto que pueden tener sobre los activos financieros, algo que ya no es discutible y que comienza a ser reclamado por todas partes.
Un reciente informe manifiesta que existe “evidencia convincente de que los eventos relacionados con el clima, como los huracanes y las sequías, es decir, los riesgos físicos, ya tienen un impacto negativo en los instrumentos de ahorro y deuda, con menores pagos y mayor morosidad en los préstamos”, y que el impacto de los rigores climáticos futuros en los activos son financieramente significativos, “incluso con metodologías de estimación conservadoras”.
Los mercados financieros no valoran adecuadamente los riesgos financieros climáticos
El informe alerta de que la valoración que los inversores hacen de estos riesgos no es la adecuada y “apuntan a una falta de conciencia sobre los costos climáticos futuros por parte de los inversores, lo que respalda la preocupación de que los mercados financieros actualmente no valoran adecuadamente los riesgos financieros climáticos”.
De Guindos anuncia nuevos pasos hacia los stress test sobre riesgos climáticos
De Guindos ha ido más allá y ha anunciado que el BCE va a dar pasos para la puesta en marcha de los stress test sobre los riesgos climáticos en las entidades bancarias y obligar a estas entidades a analizar más profundamente en sus salas de máquinas y en sus interioridades para recoger la información necesaria para que el BCE pueda evaluar su solvencia en términos de la exposición a este tipo de riesgos.