Las empresas “regtech” están creciendo al calor de la “exuberancia” normativa y la multiplicación de requerimientos desde las distintas instancias supervisoras y reguladoras y ganan terreno día a día en el ámbito de los servicios financieros y, en general, en el terreno del “compliance”.
Las “regtech” son un segmento de las fintech, que ofrecen al sector financiero servicios relacionados con la regulación y la normativa mediante el uso de la tecnología. Para hacerse una idea de su vitalidad baste decir que a través del G-20, desde 2009 se han creado 50.000 nuevos documentos normativos, con un promedio de 45 a la semana, según la investigación recogida en el Informe “Regtech supplier perfomance 2017”.
Con este ritmo de crecimiento, su negocio podría alcanzar los 100.000 millones de dólares en 2020, según datos de Deloitte.
Desde 2009 los reguladores y supervisores del G-20 han creado más de 50.000 documentos normativos, 45 a la semana
En este entorno, los departamentos de “Compliance” -cumplimiento normativo- de las entidades financieras se encuentran ante unos desafíos casi inabarcables ya que deben hacer frente al mismo tiempo al desarrollo y articulación de su recién creada función y a la monitorización de las normas que surgen y su adecuado cumplimiento.
Hostilidad e incomprensión
Muchas veces, deben desarrollar su nuevo trabajo en un ambiente de cierta hostilidad o incomprensión por parte de muchos de los directivos y gestores de sus propias empresas e instituciones para quienes esta función no es más que un estorbo que les impide desarrollar con toda eficacia su trabajo o la función de sus respectivos departamentos.
El problema se agudiza en el sector financiero y bancario por la explosión de normas de carácter macroprudencial y/o preventivo respecto de los clientes, directivos u operaciones que estas entidades pueden y deber realizar, especialmente a raíz de la crisis, que les obliga a destinar grandes recursos humanos y técnicos para atender a los requerimientos de información que los reguladores y supervisores les exigen.
Este proceso de cumplimiento normativo o compliance se ha convertido así en uno de los mayores quebraderos de cabeza de la banca y las entidades financieras, e incluso de aquellas compañías que desarrollan su actividad en sectores de intensa regulación y supervisión.
Los bancos americanos y europeos han pagado por este concepto entre 2008 y 2016 más de 300.000 millones de dólares
Quizá por eso las compañías “regtech” comienzan a ser percibidas como un “partner” que puede automatizar al máximo este cumplimiento normativo, eliminando en parte los costosos procesos que se han visto obligados a poner en marcha los bancos, entidades financieras y grandes compañías en sectores sobreregulados. La mejor prueba de ello es que se estima que los honorarios que los bancos americanos y europeos han pagado por este concepto entre 2008 y 2016 superan los 300.000 millones de dólares.
Los campos principales en los que las Regtech pueden ayudar a bancos y departamentos de Compliance serían los que hacen referencia a KYC, gestión de identidad (entre ellas Trunomi, Trulioo, KYC Exchange); gestión de riesgos empresariales (ArgosRisk, Finomial); prevención de fraude (Trustev); análisis de riesgo de cumplimiento (Corlytics); habilitación de la supervisión de los bancos por parte de las autoridades reguladoras (Vizor) ó pruebas de estrés y planificación de capital (AlgoSave, Suade).