Un análisis rápido, desde la distancia, sobre la trayectoria presidencial futura de Joe Biden señala que el impulso a las energías renovables y la lucha contra el cambio climático será uno de los ejes principales de su acción de gobierno en los próximos cuatro años, con lo que esto supone de impulso global a la agenda para la transición energética y ecológica en todo el planeta. Si Europa y el mundo se constipan cuando Estados Unidos estornuda, es de esperar que el aire del planeta se haga más limpio y respirable cuando Estados Unidos reduzca sus emisiones de gases contaminantes.
Aunque las iniciativas del nuevo presidente norteamericano, Joe Biden pueden enfrentarse al freno de un Senado quizá controlado por los republicanos, eso sí, un Partido Republicano previsiblemente sin Trump, su trayectoria en el terreno de la sostenibilidad podrá resumirse en 4 grandes vectores:
Objetivos más ambiciosos y calendario más exigente
-Unos objetivos mucho más ambiciosos en un calendario más exigente en cuanto a la extensión de las energías limpias en todo el territorio americano, que supondría llegar a la electricidad limpia en el 100% ya en 2035.
Sus votantes han considerado “muy importante” la acción climática a la hora de darle su voto
Para ello cuenta con el respaldo de unos votantes que respiran los mismos objetivos como se ha puesto de manifiesto en distintas encuestas, según algunas de las cuales tres de cada cuatro votantes de Biden consideraban “muy importante” la acción climática a la hora de darle su voto.
Planificar una financiación adecuada para estos proyectos
-La financiación y la inversión sostenible como herramienta indispensable para llevar a cabo sus planes. Difícilmente sería creíble un programa y una agenda con los objetivos citados sin un plan de inversiones que lo soporte y financie. Biden ha ofrecido durante su campaña un plan de inversiones que llegaría a los 2 billones de dólares para financiar los proyectos y la creación de empleo en el campo de la energía renovable.
Biden ha ofrecido durante su campaña un plan de inversiones que llegaría a los 2 billones de dólares
También en este terreno contará con el respaldo popular, desde luego de sus votantes, que apoyaban en un 67% de los casos “aumentar el gasto gubernamental en energía verde y renovable”, según una encuesta de Fox News y Associated Press, pero también de una buena parte de los votantes republicanos ya que en las calles de Estados Unidos la conciencia ecológica y climática está logrando extenderse a gran parte de los ciudadanos, sean del partido que sean.
Los votantes de Biden están dispuestos a apoyar estas inversiones mediante impuestos verdes, aunque pocos son partidarios de los impuestos climáticos a las personas e individuos y sí a las empresas, y la ampliación de los incentivos y beneficios fiscales para las empresas que lleven a cabo proyectos en el terreno de la energía eólica o solar, y aquellas empresas que reduzcan las emisiones de CO2.
Eficiencia energética
-Avanzar en la eficiencia energética, con todo lo que ello supone respecto del impulso a la toma de consideración de los factores ESG (environmental, social and governance) en la industria de la construcción, las infraestructuras y el sector inmobiliario.
Tres cuartas partes desean mayor rigor en los estándares de eficiencia energética
Las encuestas son de nuevo favorables en este terreno ya que revelan que casi tres cuartas partes de los estadounidense desean mayor rigor en cuanto a los estándares de eficiencia energética en los nuevos edificios, e incluso en la producción de vehículos y electrodomésticos.
Revisar la actividad de fracking
-Es previsible también con la llegada de Biden a la Casa Blanca a partir del próximo enero un vuelco en el enfoque gubernamental respecto a las compañías “oil & gas” y, particularmente, sobre el fracking, un segmento de la producción de petróleo y gas que se ha extendido en Estados Unidos en los últimos tiempos, siendo unos de los ejes de defensa de Trump en la pasada legislatura.
Deberá enfrentarse al Partido Republicano y al lobby del petróleo
Es esperable que Biden actúe en los próximos cuatro años en la dirección contraria, revisando y frenando el desarrollo y las empresas de este sector aunque deberá enfrentarse no solo con el Partido Republicano sino con las potentes extensiones y el gran poder del lobby del petróleo en ese país.
La vigilancia del ala más radical de su partido
Pocas veces la voluntad y el apoyo popular ha estado tan clara como en este momento en el terreno climático para el nuevo presidente. Sin embargo, este apoyo puede tener también un efecto trampa que vaya mostrándose a lo largo de la legislatura en la medida que las resistencias que Biden vaya encontrando frenen su calendario y su agenda.
El ala más radical de su Partido podría exigirle mayor velocidad en los cambios y en el cumplimiento de su programa
En ese caso, el ala más radical del Partido Demócrata, el que sintoniza con los postulados más agresivos que quieren acelerar el paso ante lo que ya denominan como una “emergencia climática”, puede comenzar a despegarse de su presidente junto con los sectores más beligerantes y sensibilizados de la sociedad americana, para exigirle mayor velocidad en los cambios y en el cumplimiento de su programa. Quizá en ese momento recurra al escudo de su vicepresidenta, Kamala Harris, más escorada hacia el progresismo, para calmar a esas voces, aunque tendrá probablemente que conceder y delegar en ella un creciente poder.