Aunque ningún empresario debe pensar en ello a la hora de crear una empresa o un negocio, ya que el éxito debería ser el vector casi único que acompañe la decisión de emprenderlo, con el tiempo y la evolución, la posibilidad del cierre pasa a ser una realidad que debe considerarse, máxime en las actuales circunstancias de incertidumbres y vaivenes globales de la economía.

Esta posibilidad pasa a ser entonces una de las preocupaciones básicas del empresario y de los empleados de la compañía. Reconocer en qué momento se debe realizar este cierre y cuáles son los síntomas resulta fundamental para todos ellos.

Las principales señales

La persistencia de problemas financieros es un síntoma claro de que algo no va bien en la empresa. Si la empresa está luchando constantemente por mantenerse a flote y no puede generar suficientes ingresos para cubrir los gastos operativos básicos, puede ser una señal de que es hora de considerar el cierre.

Si se han agotado todas las estrategias y no existen perspectivas de crecimiento de la empresa, ni resultados positivos a largo plazo, puede ser el momento de replantearse la viabilidad del negocio.

Si el mercado en el que opera la empresa ha experimentado cambios drásticos que hacen que su modelo de negocio sea obsoleto o no competitivo, puede ser necesario reconsiderar la continuidad de la empresa.

Si la empresa enfrenta conflictos internos insuperables entre socios, o problemas de gestión, o una cultura empresarial tóxica que obstaculizan el funcionamiento efectivo de la empresa, puede ser más sensato cerrar y evitar daños mayores.

Pérdida de motivación, estrés y ansiedad

Estas circunstancias suelen coincidir con una pérdida de pasión y motivación entre los accionistas pero tambien entre los directivos y buena parte de la organización. Se generaliza el estrés y la ansiedad relacionados con la gestión de la empresa, y las tareas se vuelven abrumadoras.

Todo ello repercute en una falta de Innovación y creatividad y se deteriora la capacidad de adaptarse a los cambios del mercado.

Un cierre ordenado limitando el impacto negativo

El cierre de una empresa es un hito dificil de asumir pero precisamente por ello debe realizarse de forma que el impacto y los perjuicios sean limitados tanto para el patrimonio o los activos de la compañía, para los empleados, para los clientes y proveedores, y stakeholders

Antes de llevar a cabo un cierre ordenado debe realizase un análisis exhaustivo de la situación y estructura financiera de la empresa porque pudiera encontrarse alguna alternativa que permita continuar operando.

Para ello, es muy conveniente buscar el asesoramiento de un buen consultor que pueda evaluar objetivamente esas condiciones financieras,  de mercado y de estrategia, con el fín de decidir acertadamente si existe o no una alternativa que pueda dar continuidad a la empresa. Es también conveniente una ronda de reuniones con clientes y empleados para escuchar sus opiniones y propuestas antes de to¡mar una decisión definitiva.

Los ingredientes que debe incluir un proceso de cierre

Si, finalmente, se opta por el cierre, el proceso debe incluir algunos ingredientes tales como una comunicación transparente con empleados, clientes, proveedores y otras partes interesadas, explicando los motivos y aclarando detalles y el camino a recorrer durante la transición.

La liquidación de activos y obligaciones y el pago de deudas debe abordarse adecuadamente, cumpliendo con todas las obligaciones legales y fiscales relacionadas con el cierre de la empresa.

En definitiva, aunque cerrar una empresa puede ser una decisión dolorosa, tambien puede convertirse en algo necesario si no existe otra opción y ayudar a minimizar el impacto negativo. Puede, además, ser una fuente de enseñanzas y de preparación para abordar nuevas experiencias.